miércoles, 25 de octubre de 2017

Plaza Cívica 18 de Marzo 2015

Las fotos son de la Plaza Cívica de Poza Rica, donde una vez estuvo la cuna del deporte en Poza Rica y la zona norte de Veracruz.
Una breve historia del Gral. Lazaro Cardenas del Rio.

La historia que sigue propagándose de boca en boca cuenta que, encerrados en su despacho, el ex presidente Plutarco Elías Calles y su amigo el general Manuel Pérez Treviño hacían planes para lanzar al coahuilense como candidato del PNR a la Presidencia de la República, cuando de improviso se abrieron abruptamente las puertas del vetusto despacho y aparecieron una veintena de militares, encabezados por Lázaro Cárdenas del Río. Cruzaron miradas, hubo un largo silencio y finalmente Cárdenas se decide a hablar y con voz grave le dice al general Calles: “Señor, quiero informarle que el candidato presidencial voy a ser yo, así lo han decidido la mayoría de los militares y de haber oposición, se levantarían en armas y serían los responsables del nuevo baño de sangre en el país”.
Plutarco Elías Calles, muy sorprendido por el atrevimiento, se deja caer en su sillón y con las manos en la cara y los codos sobre el escritorio, deja escapar varias lágrimas, todavía hoy nadie explica si fueron de rabia o de tristeza porque no podría ayudar a su querido amigo en los planes políticos del PNR.
Lázaro Cárdenas rindió protesta como Presidente de México el 1 de diciembre de 1934, en un ambiente internacional marcado por la depresión económica y la posibilidad de una nueva conflagración mundial. Cárdenas anunciaba al pueblo que su gobierno estaría a favor del bienestar social de las masas empobrecidas por la crisis de 1929 y que su gobierno sería un instrumento de progreso y justicia social.
Sin embargo, en el decir y el actuar no había congruencia, la nacionalización del petróleo provocó rechazo de las potencias económicas, sobre todo de Gran Bretaña y Estados Unidos; la derecha lo acusó entonces de vendepatrias porque después de la nacionalización permitió la entrada nuevamente del capital privado y extranjero, porque el país no tenía dinero para trabajar la exploración, explotación y la refinación del petróleo.
Otro de los grandes fracasos del gobierno de Cárdenas fue la reforma agraria, repartió entre un millón de campesinos, poco más de 18 millones de hectáreas de tierra expropiada a los terratenientes. El fracaso de Cárdenas fue motivado por la falta de conocimiento de los hombres del campo en la administración de sus tierras, no tenían dinero para trabajarlas y hoy el ejido ya no existe. Los ferrocarriles son otro claro ejemplo del fracaso del gobierno cardenista, esta empresa privada, exitosa desde siempre, fue nacionalizada por don Lázaro y la cedió en comodato a los trabajadores del riel. Éstos ni eran empresarios ni tenían una idea de lo que significaba ser patrón porque no les había costado, fue devorada por el dispendio, corrupción y la ambición de los líderes ferrocarrileros y hoy, como muestra de su fracaso, está en manos del capital privado, nuevamente como una empresa exitosa.
En ningún Gobierno federal hubo tantas huelgas como en el tiempo que le tocó gobernar a Cárdenas. El 11 de julio de 1935 el mismo Presidente de México declaraba: “Hace ya seis meses que el país está sacudido por huelgas constantes, muchas de ellas injustificadas, hay que pararlas como sea”.
Inmediatamente comenzó a buscar culpables y, sumamente descontrolado y enojado, pidió la renuncia a todos los funcionarios de filiación callista; y así, diputados y senadores callistas fueron desaforados por órdenes de Cárdenas; gobernadores y jefes militares también fueron destituidos y, como colofón, Plutarco Elías Calles fue conminado a abandonar el país bajo cargos de conspiración.
El entonces presidente Lázaro Cárdenas desapareció, en un acto considerado por la derecha de entonces como fascista, todas las grandes empresas que se le antojó o que eran contrarias a su gobierno y las convirtió en cooperativas obreras, las que fueron, desde luego, un rotundo fracaso más de su experimento comunistoide.
La Cámara de Comercio lo criticó porque no existía norma fija o ley en vigor de orientación clara y definida, de escuchar más a los sindicatos y olvidando a los empresarios, los que finalmente eran quienes generaban los empleos.


Inmediatamente después de tomar posesión como Presidente de México, Lázaro Cárdenas exilió al general Manuel Pérez Treviño. Es la única forma que conocemos cuando alguien incomoda, lo hizo embajador plenipotenciario de España y Turquía. La encomienda fue toda una odisea por que el Gobierno federal le dio recursos económicos a cuentagotas, por lo que Pérez Treviño se vio en la necesidad de vender terrenos que tenía en el norte del estado para poder sobrevivir con su familia.
La Guerra Civil española se inició cuando Pérez Treviño estaba tomando posesión del cargo y junto su esposa, Esther González de Pérez Treviño, vivieron los momentos más difíciles de su vida al lado de unos 800 refugiados que estaban en la embajada y a los que había que alimentar y curar las heridas de los bombardeos de la aviación rebelde. Estaban con Pérez Treviño hacinados en jardines, estancias y azoteas.
Cuando la embajada mexicana se preparaba, mediante salvoconducto, a llevar a los refugiados al extranjero, se dejó sentir una vez más la mano tenebrosa del general Lázaro Cárdenas, ordenándole que se hiciera cargo de la embajada de Chile, una vez más en precaria situación.

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